Tras el veredicto los ocho condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa continúan juntos en el mismo pabellón de la Alcaidía N°3 de Melchor Romero que fue su hogar durante más de dos años. Su vida no cambió mucho: comparten las mismas celdas en esquemas de a dos y continúan con sus recreos de dos o tres horas en el patio, lejos del resto de la población carcelaria común.
Sin embargo, en los últimos días su amistad se quebró. «Estamos distanciados», reveló Blas Cinalli, uno de los tres que no recibió la pena máxima a prisión perpetua, como es el caso de Máximo Thomsen y compañía.
Desde el Servicio Penitenciario Bonaerense, circulan los rumores acerca del delicado estado de salud mental de los culpables del homicidio doblemente agravado. Principalmente, para los cinco que recibieron la condena máxima a «35 años de prisión», pero sin posibilidad de libertad condicional (por lo que se extendería).
Varios psicólogos los visitan a diario, además recibieron las visitas de sus familiares y allegados en la última semana.
Según trascendió, los rugbiers se encontraban separados bajo un protocolo de resguardo de integridad física por miedo a que se lesionen a sí mismos tras el veredicto del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores. Se habló hasta de temor a que se quiten la vida. Incluso, se dijo que Máximo Thomsen habría sido enviado a una celda solitaria tras peleas con varios de sus cómplices.
“Mi vida no tiene sentido, nadie me quiere”, les habría dicho el joven a sus allegados, según informó Crónica TV.
Esta frase fue advertida por las autoridades carcelarias, que “tienen miedo de que se quite la vida” por lo que adoptaron “medidas de resguardo de integridad física por miedo a que se lastimen ellos mismos por la depresión que padecen”.
Dónde ubicarán a los 8 rugbiers
La situación en la Alcaidía N°3 es transitoria. Hoy, se aguarda que el tribunal disponga sus traslados. Podrán ser separados para ser enviados a distintos penales. Dónde alojar a los condenados por el crimen más resonante de la última década supone un desafío para el Servicio Penitenciario Bonaerense. El “ensañamiento mediático”, tal como lo define una figura que trabaja en el problema, repercute rejas adentro.
El resguardo de integridad física podrá ser mantenido, pero la situación de alcaidía es provisoria, no eterna. Al ser trasladados a una cárcel podrían tener interacciones con otros detenidos que lleven a riñas y ataques. Herir o victimizar a otro preso más mediático o famoso para subir en jerarquía es una constante en la vida tumbera.
Los condenados por matar a Fernando Báez Sosa se encontrarán con el principal problema del SPB: el hacinamiento y la sobrepoblación. Las cárceles bonaerenses tienen una capacidad nominal para cerca de 30 mil detenidos. Hoy, superan los 52 mil, de acuerdo a datos oficiales.
El penal de Campana, el más cercano a Zárate, sería el más idóneo para encerrarlos: la cercanía a las familias es un criterio que suele primar. Lo que ocurre en la práctica es otra cosa.
Hoy, Campana se encuentra hacinado. Los rugbiers podrían ser alejados de sus familias, alojados en cárceles del interior bonaerense profundo, en unidades donde suele haber un 90 por ciento de detenidos de otras jurisdicciones.
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