El Gobierno argentino enfrenta una situación compleja en sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que aún no ha logrado cerrar la reconfiguración del acuerdo y se registran incumplimientos de metas.
En lo que va del año, el Banco Central realizó cinco transferencias al Tesoro por un total de $670.000 millones, superando ampliamente la pauta de adelantos transitorios establecida. Estas transferencias, junto con la baja acumulación de reservas y el desvío de los objetivos fiscales, añaden tensión a las negociaciones con el FMI. El mes de junio se presenta como un desafío adicional debido al mayor déficit que suele tener y la necesidad de afrontar pagos relacionados con aguinaldos y prestaciones. El Gobierno busca obtener un desembolso presupuestario para compensar la pérdida de ingresos causada por la sequía y se discute el monto final del mismo. También se analiza la posibilidad de otorgar un mayor poder de intervención para evitar una devaluación brusca y llegar a las elecciones sin mayores turbulencias. En ese sentido, se considera adelantar el pago o parte del mismo de los compromisos previstos para junio, lo que podría ser una señal para destrabar las discusiones con el FMI. El ministro de Economía, Sergio Massa, tiene previsto viajar a Washington en las próximas semanas para cerrar el acuerdo, pero hasta el momento no se han establecido plazos definitivos. Las negociaciones entre los técnicos del FMI y los funcionarios argentinos continúan de manera estrecha y fuerte, pero no se han dado detalles sobre cuándo se finalizará la revisión de metas ni sobre el viaje de Massa. La situación se considera altamente compleja y se busca fortalecer el programa, reconocer el impacto de la sequía y lograr la estabilidad fiscal, la sostenibilidad y el fortalecimiento de las reservas para reducir la inflación y proteger a los sectores más vulnerables.


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