Las nuevas medidas fiscales y de efecto cambiario anunciadas por el gobierno argentino, junto con el desembolso de USD 7.500 millones anunciado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), han generado un análisis exhaustivo sobre el impacto en la economía del país.
El objetivo de las devaluaciones sectoriales, que se aplicarán mediante medidas fiscales, es aumentar el tipo de cambio oficial y encarecer el «dólar agro». Esto busca reducir las importaciones de bienes y servicios, adelantar las divisas por exportaciones regionales y aumentar los ingresos fiscales para compensar la caída de ingresos debido a la sequía y la disminución de la actividad económica.
El acuerdo con el FMI contempla un desembolso de USD 7.500 millones para la segunda mitad de agosto, suficiente para cubrir los servicios de capital e intereses hasta noviembre de 2023. Este desembolso busca aliviar la presión sobre las reservas del Banco Central.
El nuevo esquema cambiario implica una devaluación del 24% respecto al tipo de cambio vigente antes de las medidas, con un tipo de cambio promedio implícito para los bienes afectados de $334 por dólar.
Se estima que en julio de 2023 ingresaron cerca de 600 mil turistas extranjeros, generando un impacto económico de más de US$ 400 millones.
Respecto a la recaudación fiscal, se estima que las medidas generarán una mejora de $544.178 millones, equivalente a 0,35% del PBI anual. Sin embargo, esto estaría por debajo de las estimaciones oficiales y no sería suficiente para cumplir con la meta de déficit primario de 1,9% acordada con el FMI. Se proyecta un desvío de aproximadamente 0,6% del PBI.
Las reservas del Banco Central, que se espera lleguen a USD 3.300 millones hacia fin de año, se encuentran en un nivel negativo, entre -7.000 y -9.000 millones. Alcanzar la meta de reservas será una tarea compleja y una utopía para la economía argentina en el contexto actual.
En 2024, el próximo gobierno enfrentará vencimientos de deuda significativos, especialmente en febrero y abril, por un total de $13,5 billones (unos USD 47.300 millones al tipo de cambio oficial actual) y entre octubre y diciembre por $28,4 billones (unos USD 100.000 millones). Estos vencimientos estarán vinculados a la inflación y la variación del dólar.
En consecuencia, se espera que el próximo gobierno deba realizar operaciones de conversión (canjes) para estirar los vencimientos y evitar tensiones financieras y cambiarias. La incertidumbre sobre el futuro económico se mantiene, y el desafío será implementar políticas adecuadas para enfrentar estos desafíos y estabilizar la economía argentina.



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