El 25 de octubre de 2023, tras el triunfo de Sergio Massa en las elecciones frente a Javier Milei y Patricia Bullrich, se reveló que el kirchnerismo dio su aval para que Massa negocie con dirigentes de otros espacios políticos, incluyendo al radicalismo.
Aunque la situación en la oposición se encuentra en una profunda crisis después de las posturas públicas asumidas de cara al balotaje, el kirchnerismo espera que Massa respete el programa de Gobierno propuesto por la Vicepresidenta, Cristina Kirchner, que incluye la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y un nuevo «pacto» democrático.
Según fuentes cercanas a la Vicepresidenta, el respaldo a Massa proviene del ala más rígida del kirchnerismo, con énfasis en mantenerlo alejado de disputas políticas y cerca de los problemas de la gente. A pesar de la decisión del radicalismo de no apoyar a ninguno de los candidatos en el balotaje, se sugiere que esta situación podría cambiar en favor de Massa con el tiempo. El kirchnerismo confía en que la alianza de Macri y Bullrich con Milei no será suficiente para que el libertario prevalezca en las elecciones, estimando que una parte del electorado desencantado podría inclinarse hacia Massa o el voto en blanco.
Se especula que Unión por la Patria está en conversaciones con el radicalismo, y el kirchnerismo estaría dispuesto a que Massa negocie con dirigentes como Gerardo Morales, a pesar de los conflictos previos con Milagro Sala. Además, en el massismo se considera la posibilidad de otorgar al radicalismo el manejo del Fondo Minero y la colocación de funcionarios en áreas clave del Ejecutivo en un eventual Gobierno de Unidad. Se espera que Massa pueda gestionar estas tensiones de manera efectiva, según fuentes del oficialismo.


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