En resumen, tras la contundente victoria de Javier Milei en el balotaje, Cristina Kirchner, próxima a perder su cargo como vicepresidenta, comienza a evaluar estrategias para mantener influencia durante la gestión del nuevo gobierno.

A lo largo de los meses previos, mantuvo un perfil bajo por recomendación de los líderes de Unión por la Patria, reconociendo la complejidad del escenario electoral.

La preocupación principal de Cristina Kirchner se centra en su situación judicial, enfrentando investigaciones por lavado de dinero en los casos Hotesur-Los Sauces y por el Memorándum con Irán. A nivel político, el kirchnerismo atraviesa un proceso de reorganización y resistencia, con incertidumbre sobre su futuro. Deberá gestionar la disputa de poder entre Máximo Kirchner y el gobernador Axel Kicillof en la Provincia de Buenos Aires.

A pesar de conservar un peso significativo en el Congreso, con 108 bancas en Diputados y 34 en el Senado, Cristina Kirchner enfrentará desafíos para mantener su influencia y frenar proyectos del nuevo gobierno. Además, el kirchnerismo perdió su base histórica en Santa Cruz y Cristina Kirchner regresará a una posición sin cargos ejecutivos o legislativos después de más de 25 años de ejercicio, con la excepción de los primeros dos años del gobierno de Mauricio Macri.