Alberto Fernández criticó abiertamente la posible continuidad de Daniel Scioli como embajador argentino en Brasil bajo la presidencia de Javier Milei, considerándolo «objetivamente imposible» debido a la disparidad de visiones entre ambos gobiernos. A pesar de que la futura canciller, Diana Mondino, confirmó la posibilidad de que Scioli continúe en el cargo «en comisión», Fernández rechazó esta opción argumentando que representan dos Argentinas distintas y que trabajaron con políticas y posturas opuestas.

Scioli, manteniendo su postura dialoguista, manifestó su disposición a colaborar desde diferentes roles con la nueva gestión, mencionando su compromiso como hombre de Estado para defender los intereses de los argentinos. No obstante, Fernández insistió en que aceptar ese posible ofrecimiento sería incompatible con la trayectoria de trabajo junto a su gobierno.

El presidente también abordó otros temas, como el pedido de renuncia al PJ, reconociendo la necesidad de una reconfiguración en el partido y defendiendo su gestión frente a la inflación y las decisiones tomadas durante la cuarentena por la pandemia. Respecto a su posible mudanza a España, afirmó que, si bien podría pasar algunos meses en el país europeo para dar clases en universidades, no tiene intención de radicarse allí permanentemente, ya que ama a Buenos Aires y a Argentina.