El ministro de Economía, Luis Caputo, ha expresado su intención de implementar la reducción del impuesto PAIS el 1 de septiembre, buscando así un impacto positivo en la inflación y mantener la reputación del gobierno ante los mercados. Aunque aún no se ha tomado una decisión final, Caputo se inclina por no postergar esta medida, la cual disminuiría el impuesto PAIS del 17,5% al 7,5%. Esta reducción es vista como un paso crucial hacia la normalización cambiaria, ya que el impuesto encarece las importaciones.

La medida, según algunos economistas, podría ser pospuesta hasta finales de septiembre para evitar una caída en la recaudación fiscal. Sin embargo, retrasarla podría afectar negativamente la credibilidad del equipo económico y el sentimiento de los inversores, dado que se ha anunciado repetidamente su aplicación en septiembre. Además, la reducción del impuesto podría contribuir a que la inflación de septiembre alcance su nivel más bajo del año, con proyecciones que sugieren que podría bajar en 0,7 puntos porcentuales, acercando el índice general al 3% y la inflación núcleo al 2%.

No obstante, la reducción del impuesto PAIS presenta un desafío para las cuentas públicas, ya que se trata de una fuente creciente de ingresos fiscales. En junio, este impuesto generó $780.041 millones, un aumento interanual del 1322%, impulsado por la ampliación de su base imponible y el incremento de las alícuotas desde diciembre. Para compensar la menor recaudación, el gobierno espera ingresos adicionales del pacto fiscal, incluyendo cambios en Ganancias y la moratoria vigente, además del pago anticipado del impuesto a los Bienes Personales.

Caputo ha descartado que esta disminución sea compensada con una devaluación del tipo de cambio oficial, reafirmando que el ajuste mensual del 2% se mantendrá. El presidente Javier Milei también ha rechazado cualquier posibilidad de devaluación, argumentando que perjudicaría a los sectores más vulnerables.