La interna del Partido Justicialista (PJ) se intensifica en medio de la crisis generada por la denuncia de violencia de género contra el expresidente Alberto Fernández, lo que ha precipitado su renuncia como presidente del partido. Esta situación obliga al PJ a enfrentar la renovación de sus autoridades en noviembre, además de prepararse para las elecciones legislativas del próximo año. En un intento de recuperar la transversalidad perdida bajo el kirchnerismo, algunos dirigentes proponen abrir la convocatoria a aquellos que se alejaron del partido, resistiendo la imposición de nuevos nombres.

Cristina Kirchner, a través de sus intervenciones en redes sociales, intenta marcar el ritmo de la interna, evidenciando sus diferencias con figuras como el jefe del bloque peronista en el Senado, José Mayans. La exmandataria criticó públicamente las declaraciones de Mayans y otros peronistas que han mostrado simpatía hacia figuras de La Libertad Avanza, como Victoria Villarruel, lo que ha generado malestar en el ala dura kirchnerista, que rechaza cualquier acercamiento con quienes defienden a represores de la última dictadura militar.

El entorno de Kirchner también muestra descontento con las presuntas negociaciones entre el peronismo y Villarruel para avanzar en un juicio político contra Javier Milei, una opción que la expresidenta no apoya, prefiriendo que la respuesta provenga de las urnas. Las tensiones se han visto agravadas por las declaraciones de Mayans y otros dirigentes, quienes defienden a Villarruel como una figura cercana al peronismo, lo que ha generado más divisiones internas.

Mientras algunos dentro del PJ sospechan que la pelea pública entre Kirchner y Mayans podría ser una «puesta en escena» para facilitar acuerdos en el Senado, otros temen que estas divisiones profundicen la crisis interna del partido, justo en un momento clave para su futuro político.