Kristalina Georgieva impulsa recortar sobrecargos: Argentina podría ahorrar 12.000 millones

Durante una reunión informal liderada por Kristalina Georgieva, el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) decidió abordar la reducción de los sobrecargos que afectan a países muy endeudados como Argentina, Ecuador, Ucrania, Egipto y Sudáfrica.

La propuesta se discutirá formalmente en octubre, durante la reunión anual del FMI en Washington, que se celebrará entre el 21 y el 26 de ese mes. Esta decisión marca un giro en la política del organismo, que durante años se había negado a ajustar los sobrecargos, utilizados para cubrir los costos de su propia burocracia. La presión de Estados Unidos, motivada por la necesidad de apoyar a Ucrania y mostrar su respaldo a aliados frente a la creciente influencia de China, fue clave para avanzar en este asunto.

Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EEUU, respaldó la iniciativa, y su apoyo resultó decisivo para que el directorio del FMI aceptara tratar la reducción de los sobrecargos. La propuesta técnica del FMI incluye tres modificaciones principales: aumentar el umbral que desencadena los sobrecargos, reducir su tasa y disminuir la tasa básica. Según estimaciones, estos cambios podrían significar un ahorro anual de aproximadamente 400 millones de dólares para Argentina, lo que evitaría un desembolso cercano a los 12.000 millones de dólares en el largo plazo, considerando el préstamo vigente hasta 2055.

Luis Caputo, ministro de Economía de Argentina, estará presente en la reunión de octubre y mantendrá encuentros clave con Georgieva y otros altos funcionarios del FMI. Sin embargo, se enfrenta a un desafío complejo, ya que intentará no solo avanzar en la reducción de los sobrecargos, sino también negociar un nuevo programa financiero para Argentina que incluya un desembolso adicional de 10.000 millones de dólares. Esta negociación podría verse afectada por tensiones internas tras la salida de Rodrigo Valdés, exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, quien fue desplazado por presión del presidente argentino, Javier Milei, en lo que Georgieva calificó como un acto de “bullying”.

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