El ex presidente de Bolivia, Evo Morales, enfrenta graves acusaciones de abuso de menores y trata de personas, tras la denuncia de Angélica Ponce, ex dirigente cercana, quien reveló que Morales convivió con cuatro menores de edad durante su estadía en Argentina entre 2019 y 2020. Ponce aseguró que las niñas cumplían roles como «jefas de gabinete» y «sirvientas», y que esto era un secreto conocido entre quienes visitaban su casa en Buenos Aires. Estas declaraciones agravan aún más las tensiones entre Morales y el gobierno actual de Bolivia.
Ponce también mencionó que Morales comentaba en reuniones que «le regalaban una niña» a cambio de obras, lo que se suma a otras acusaciones previas, incluyendo el caso de Noemí M., una joven que afirmó haber mantenido una relación con Morales, resultando en un embarazo. La Fiscalía boliviana también lo vinculó con una menor de 15 años de Yacuiba-Tarija, quien viajó con Morales a México y Argentina con el consentimiento de sus padres.
Ante estas graves denuncias, la Fiscalía de Bolivia presentó una querella formal el 26 de septiembre, acusando a Morales de estupro agravado y trata de personas, e incluso emitió órdenes de arresto contra él y los padres de una de las víctimas. Morales se ha negado a comparecer ante la justicia en Tarija, exigiendo ser juzgado en Villa Tunari, su bastión político.
En respuesta, seguidores campesinos de Morales bloquearon rutas importantes en Bolivia, conectando Cochabamba con La Paz, Sucre y Santa Cruz, en señal de apoyo y para evitar su posible detención. Estas protestas han generado enfrentamientos con la policía, mientras el gobierno boliviano ha hecho llamados al diálogo. Morales, por su parte, insiste en que las acusaciones son parte de una persecución política.


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