En una extensa entrevista realizada en su cumpleaños, el presidente Javier Milei habló sobre la posibilidad de levantar el cepo cambiario, planteando dos escenarios: uno con la entrada de dólares y otro sin esa ayuda. «Si ponen la plata, lo abro hoy, no me importa nada», afirmó Milei, señalando que la apertura del cepo depende de la disponibilidad de dólares o la eliminación del exceso de pesos en circulación. Explicó que su gobierno está trabajando como si no contara con el dinero, y que el cepo podría levantarse si la inflación se estabiliza en torno al 2,5% mensual durante tres meses. El presidente también sostuvo que la inflación monetaria real es del 1% y que el componente restante es inducido por factores externos como la inflación internacional y las políticas de ajuste cambiario del Banco Central.

Durante la entrevista con su amigo Alejandro Fantino, transmitida en el streaming Neura, Milei enumeró los logros recientes de su ministro de Economía, Luis Caputo, en su visita a Estados Unidos, incluyendo la obtención de créditos por 2.000 millones de dólares del Banco Mundial. El presidente explicó que el cepo cambiario podría desarmarse en dos posibles contextos: uno con una inyección de dólares que permitiría una salida rápida, y otro sin dólares, que requeriría la eliminación del exceso de oferta monetaria. Aseguró que, con una inflación estabilizada, podría retirar las restricciones al tipo de cambio, pero aclaró que este proceso depende de las decisiones del mercado y de los individuos en cuanto a la demanda de dinero.

Además, Milei expresó su confianza en el crecimiento económico del país y en su capacidad para «arrasar» en las elecciones legislativas de 2025, destacando la candidatura de José Luis Espert como principal figura en la provincia de Buenos Aires. También habló de su visión para después de la presidencia, mencionando su deseo de retirarse a una vida tranquila en el campo, junto a sus perros y su pareja, dedicándose a la lectura, la escritura y conferencias.

En otro punto, el presidente defendió la reestructuración de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que dejará de ser una herramienta de persecución política para convertirse en la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), tras un proceso que incluye despidos en el organismo.