En 2025, Argentina enfrenta desafíos significativos para estabilizar su economía mientras busca acuerdos clave con el FMI y gestiona una deuda en moneda extranjera que alcanza los USD 25.000 millones. A pesar de los avances del gobierno de Javier Milei en 2024, con una inflación en descenso y un dólar estabilizado, las reservas del Banco Central siguen siendo un problema, especialmente al considerar vencimientos de corto plazo, préstamos y depósitos privados.

Los analistas prevén una mayor demanda de divisas debido al aumento de importaciones y pagos de deuda, lo que ejercerá presión sobre las reservas. Se anticipa que el gobierno mantendrá un «crawling peg» o devaluación mensual del 1%, acompañado de medidas para flexibilizar el tipo de cambio oficial de manera gradual. Para diciembre de 2025, se proyecta un dólar mayorista de $1.250, un incremento del 21,1% respecto al cierre de 2024, lo que mantendría la apreciación real del peso en un contexto de inflación controlada.

La estrategia oficial incluye un acuerdo con el FMI para garantizar fondos frescos, fortalecer las reservas y permitir una salida progresiva del cepo cambiario. Expertos destacan que, aunque el proceso será gradual, podría acelerarse después de abril de 2025 si se logran avances significativos en la política monetaria y fiscal. La prioridad del gobierno es consolidar la estabilidad cambiaria, extender el proceso de desinflación y atraer inversiones para apuntalar la actividad económica.