El Gobierno optó por mantener la tasa de política monetaria en el 32% anual para evitar presiones sobre el dólar, posponiendo una posible reducción hasta febrero. Esta decisión busca controlar el excedente de pesos que suele surgir tras el aumento estacional de diciembre, evitando así impactos negativos sobre el tipo de cambio y la inflación.
Aunque el mercado esperaba un recorte de tasas tras el anuncio del Banco Central de reducir el ritmo del ajuste del dólar oficial de 2% a 1% mensual, la medida será efectiva recién en febrero. El Tesoro, por su parte, ofreció tasas altas en su licitación de bonos para absorber pesos, destacando la confianza inversora en títulos en moneda local, pese a la significativa prima ofrecida.
La estrategia del Banco Central busca tranquilizar el mercado cambiario en un mes crítico monetariamente, mientras se enfrenta a críticas por fomentar la especulación financiera con tasas atractivas frente a un dólar estable. La apreciación cambiaria, impulsada por la reducción del ajuste del dólar oficial, plantea desafíos, como incentivar a los exportadores a liquidar divisas en pesos.
Además, factores como el aumento del riesgo país, que supera los 600 puntos básicos, y la caída del precio de la soja complican la acumulación de reservas. En este contexto, el Gobierno apunta a un acuerdo con el FMI para obtener un desembolso que alivie las restricciones cambiarias.


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