En 2024, Aerolíneas Argentinas alcanzó un superávit operativo de USD 20,2 millones, marcando el primer resultado positivo desde su estatización en 2008. Este logro se debió a la eliminación de rutas no rentables, una mayor productividad y la reducción del 13% de su planta de empleados, con 1.600 retiros voluntarios y la eliminación de 85 cargos jerárquicos.

Según Fabián Lombardo, presidente de la compañía, la aerolínea también logró reducir su deuda consolidada en dólares en un 25%, sin afectar su nivel de caja. En 2024, la empresa solo recibió USD 63 millones del Tesoro Nacional, la menor asistencia desde su estatización, destinados principalmente a financiar los retiros voluntarios. Lombardo afirmó que en 2025 no solicitarán más recursos al Tesoro, ya que planean sostenerse con ingresos propios.

A pesar de una leve caída en la cantidad de pasajeros transportados en enero, los ingresos de la aerolínea crecieron un 9,5% interanual. Sin embargo, su participación en el mercado de vuelos de cabotaje e internacionales disminuye en el contexto de la desregulación aerocomercial impulsada por el Gobierno. La estrategia de Aerolíneas se centra en mejorar su eficiencia y acercarse a los estándares de la industria, con el objetivo de facilitar una eventual privatización.

Este superávit contrasta con el déficit de USD 220 millones registrado en 2023, año en el que la aerolínea obtuvo más de USD 500 millones en ganancias extraordinarias por la brecha cambiaria. En los últimos 16 años, Aerolíneas acumuló un déficit operativo anual promedio de USD 400 millones, y en 2023, este indicador marcó un rojo de USD 390 millones.