AySA registró superávit por primera vez desde 2007 gracias a subas tarifarias, recortes de gastos y reorganización

La empresa estatal Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) cerró el ejercicio 2024 con un balance positivo, logrando un superávit financiero por primera vez en 17 años. Según el informe oficial, la compañía alcanzó ingresos por $907.353 millones, lo que representó un incremento del 74,7% respecto a 2023, impulsado por una “adecuación tarifaria y un programa de mejora de cobrabilidad y regularización de deudas”.

Este salto en la facturación fue acompañado por una drástica reducción de gastos. Los costos de explotación cayeron un 7,5% en términos reales, pasando de $690.063 millones en 2023 a $638.116 millones en 2024. Como resultado, la utilidad bruta se triplicó, subiendo de $145.796 millones a $446.104 millones. El dato más significativo fue el cambio en el resultado neto: la compañía pasó de reportar una pérdida de $382.859 millones a una ganancia de $48.288 millones.

Entre las medidas clave que permitieron este cambio de rumbo se destaca una suba tarifaria acumulada del 317% a partir de abril de 2024. Además, AySA aplicó un plan de retiros voluntarios que redujo su planta de personal en un 17%, con la salida de 1.332 empleados. También transfirió 83 obras de expansión a la órbita de la Secretaría de Obras Públicas y a distintos municipios, aliviando su estructura operativa.

Para sostener la estabilidad financiera en el tiempo, desde enero de 2025 la empresa comenzó a aplicar un ajuste tarifario mensual del 1%, en tanto se prepara una nueva revisión tarifaria sujeta a audiencia pública.

En paralelo, el Gobierno nacional incluyó a AySA en la nómina de empresas sujetas a privatización dentro del marco de la Ley de Bases. El objetivo oficial es avanzar hacia un modelo mixto de gestión eficiente, con participación de inversores privados y presencia en los mercados de capitales, regulado por la Comisión Nacional de Valores (CNV).

Esta serie de transformaciones convierte a AySA en un caso testigo de reconversión empresarial bajo la actual administración, marcando un hito después de casi dos décadas de balances negativos.

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