En un clima de recogimiento y emoción, miles de fieles continúan acercándose este viernes a la Basílica de San Pedro para despedir al papa Francisco, quien falleció esta semana en Roma. Las puertas permanecerán abiertas hasta las 19:00, hora en la que se cerrará el ataúd del sumo pontífice argentino y se celebrará una misa privada en su honor, dando inicio a las ceremonias finales antes del funeral de Estado que tendrá lugar el sábado a las 10:00.
Desde que su cuerpo fue expuesto el miércoles, las filas para rendirle homenaje han sido constantes e interminables, con fieles que se presentaron a toda hora —día, noche y madrugada— para dar su último adiós al primer papa latinoamericano de la historia.
El Vaticano prevé que este sábado más de 200.000 personas se congregarán para presenciar el funeral, lo que representa un inmenso desafío logístico y de seguridad. El ministro del Interior de Italia informó que ya se confirmaron 182 delegaciones internacionales, incluyendo la presencia de 50 jefes de Estado y 10 monarcas.
La procesión fúnebre partirá desde la Via della Conciliazione, la emblemática avenida que conduce a la plaza de San Pedro, hasta la Basílica de Santa María Mayor, el lugar elegido por el propio Francisco como su descanso final.
El operativo de seguridad será inédito: unos 4.000 policías custodiarán la ciudad junto con francotiradores, expertos en explosivos y un sistema de vigilancia con exclusión aérea. A esto se suma el refuerzo en controles aeroportuarios y ferroviarios, así como la participación de más de 30.000 voluntarios de Protección Civil, ambulancias y equipos médicos estratégicamente distribuidos.
En un clima global de duelo, Roma se convierte en el epicentro de la despedida de una figura histórica que marcó profundamente el rumbo de la Iglesia católica y dejó una huella imborrable en millones de personas alrededor del mundo.


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