El campo liquidó exportaciones por más de 3 mil millones de dólares en mayo impulsado por la soja y la baja de retenciones

Las principales entidades agroexportadoras del país anunciaron que en mayo ingresaron al país 3.054 millones de dólares por la liquidación de exportaciones del complejo oleaginoso-cerealero, una cifra que representa un aumento del 17% respecto al mismo mes de 2024 y un 21% más en comparación con abril del corriente año. Así lo informaron la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), responsables de casi la mitad de las exportaciones totales del país.

El crecimiento en la liquidación de divisas se vio impulsado por el avance de la cosecha de soja —principal cultivo de exportación del país— y por la reducción progresiva de los derechos de exportación implementada por el Gobierno nacional. Estas condiciones permitieron a las empresas del sector contar con mayores márgenes para adquirir granos a los productores a mejores precios.

El acumulado de divisas ingresadas entre enero y mayo de 2025 exhibe un crecimiento del 29% respecto al mismo periodo del año anterior, consolidando una tendencia positiva en la recaudación del sector.

Factores externos y cautela en los análisis

Desde CIARA y CEC aclararon que si bien los datos son alentadores, las estadísticas deben ser analizadas con cautela debido a la alta sensibilidad del mercado agroexportador a factores externos. Entre ellos, señalaron la volatilidad de los precios internacionales, la variabilidad climática, los feriados o paros que afectan la logística, y las barreras comerciales y sanitarias impuestas por países compradores.

Según datos del INDEC, el complejo oleaginoso-cerealero fue responsable del 45% del total de las exportaciones argentinas en 2024, con productos clave como harina y aceite de soja, y maíz como principales componentes del comercio exterior.

Sin embargo, las entidades remarcaron que la actividad sigue estancada en términos de crecimiento estructural, debido a que el desempeño del sector depende fuertemente de los precios internacionales y no de una expansión sostenida de la producción o de mejoras en infraestructura y tecnología. Advirtieron que para sostener el crecimiento será necesario avanzar en políticas de incentivo y previsibilidad que permitan a la agroindustria proyectar a largo plazo.

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