La relación entre Brasil y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más tensos en años. El expresidente estadounidense Donald Trump anunció este miércoles la imposición de aranceles del 50% a los productos brasileños, en una aparente represalia por el juicio que enfrenta Jair Bolsonaro, acusado de intentar un golpe de Estado tras perder las elecciones. La reacción del mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, no se hizo esperar: advirtió que Brasil responderá con medidas equivalentes amparadas en su Ley de Reciprocidad Económica.
“Cualquier medida de elevación de aranceles de forma unilateral será respondida a la luz de la Ley brasileña de Reciprocidad Económica”, escribió Lula en su cuenta de X (ex Twitter). El mandatario también destacó que Brasil es “un país soberano con instituciones independientes que no se deja tutelar por nadie”, en alusión directa a los cuestionamientos de Trump sobre el sistema judicial brasileño.
Acusaciones cruzadas y tensiones políticas
Trump, que busca regresar a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, justificó su decisión alegando falta de reciprocidad en la relación comercial con Brasil. A través de su red Truth Social, acusó a Lula de impulsar una “caza de brujas” contra su aliado Jair Bolsonaro, y calificó el juicio contra el exmandatario brasileño como “una vergüenza internacional” que “debe terminar inmediatamente”.
Lula fue tajante en su respuesta y rechazó cualquier injerencia extranjera en asuntos internos: “Es muy equivocado e irresponsable de parte de un presidente amenazar a otros en las redes sociales”, afirmó. Recordó además que el juicio a Bolsonaro es una competencia exclusiva de la Justicia brasileña y reiteró que la libertad de expresión “no se confunde con agresión o prácticas violentas”.
Un conflicto comercial en desarrollo
El anuncio de los nuevos aranceles, que entrarían en vigencia el 1 de agosto, marca un punto de quiebre en las relaciones comerciales entre ambas potencias. Según Lula, en los últimos 15 años Estados Unidos ha mantenido un superávit de 410 mil millones de dólares en su comercio con Brasil, desmintiendo así la supuesta desigualdad denunciada por Trump.
La respuesta brasileña no solo quedó en declaraciones. Lula advirtió que su gobierno está preparado para tomar represalias, invocando la Ley de Reciprocidad Económica aprobada por unanimidad en el Congreso en abril, la cual otorga facultades al Ejecutivo para imponer medidas similares ante barreras comerciales impuestas por otros países.
Bolsonaro, en el centro del conflicto
El exmandatario Jair Bolsonaro se encuentra actualmente procesado por su presunta participación en una organización criminal que habría intentado impedir la asunción de Lula tras las elecciones. La sentencia se espera para septiembre u octubre y podría implicar hasta 40 años de prisión. El respaldo abierto de Trump a Bolsonaro ha sido interpretado en Brasil como una intromisión directa en su sistema judicial.
Por último, Lula reiteró que tanto las empresas extranjeras como nacionales que operan en el país deben respetar la legislación brasileña. Esta postura fue leída como una advertencia a las plataformas digitales utilizadas por Trump para expresar sus opiniones.
Con las tensiones en ascenso y sin señales de diálogo diplomático inmediato, el conflicto entre Brasil y Estados Unidos amenaza con profundizarse, afectando no solo la política internacional sino también el comercio entre ambas naciones.


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