El Gobierno espera definiciones del FMI para destrabar un giro por US$2000 millones y aliviar la presión sobre las reservas

El Gobierno argentino se encuentra en alerta ante la falta de definiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a la aprobación de un desembolso clave por US$2000 millones, correspondiente a la primera revisión del nuevo acuerdo firmado en abril bajo el programa de Facilidades Extendidas (EFF). Mientras se acumulan tensiones en el frente cambiario, económico y político, la Casa Rosada aguarda con expectativa una señal del organismo para reforzar las alicaídas reservas del Banco Central (BCRA).

Hasta el momento, el FMI no ha finalizado el informe técnico (staff level agreement), que representa el entendimiento preliminar entre los técnicos del Fondo y las autoridades argentinas. Solo una vez concluido ese paso, el acuerdo será enviado al Directorio Ejecutivo del FMI, que deberá dar el visto bueno para habilitar el desembolso.

Desde Washington, la vocera del organismo, Julie Kozack, confirmó que las conversaciones continúan, pero evitó dar fechas precisas para la reunión del directorio ni referirse a un eventual waiver (perdón) por el incumplimiento de metas. “No voy a especular sobre las metas ni sobre la posibilidad de exenciones”, dijo en su última conferencia.

Incumplimientos y necesidad urgente de divisas

El pedido de waiver surge porque Argentina no logró cumplir con la meta de acumulación de reservas en junio. A esto se suman proyecciones que anticipan un déficit de cuenta corriente cinco veces mayor al previsto en el acuerdo original.

Según estimaciones privadas, la acumulación de divisas sigue siendo insuficiente y amenaza con comprometer la baja del riesgo país, una variable clave para atraer inversiones y acceder a financiamiento externo. La consultora LCG advirtió que “aunque se asume que el FMI habilitará los waivers, la falta de reservas será un lastre para acceder a los mercados y refinanciar vencimientos por US$4400 millones en enero de 2026”.

En este contexto, el Gobierno necesitaría sumar unos US$5000 millones mediante deuda o compras en el mercado oficial (MULC) en el tercer trimestre y otros US$9500 millones en el último, para sostener el plan económico y estabilizar la situación externa.

Las reservas están lejos de lo prometido

Durante la firma del acuerdo con el FMI, el ministro de Economía Luis Caputo había proyectado que las reservas brutas alcanzarían los US$50.000 millones. Sin embargo, el viernes pasado cerraron en US$41.739 millones, muy por debajo del umbral comprometido.

Un informe de Adcap, elaborado con base en métricas del propio FMI, indicó que el nivel adecuado de reservas debería situarse entre US$57.800 millones y US$78.700 millones, según los riesgos de la economía argentina. Hoy, descontando el swap con China, las reservas apenas cubren entre el 36% y el 49% de ese rango. Un punto medio razonable, sugieren los analistas, sería US$68.000 millones, lo que implicaría más que duplicar el stock actual.

Presión por respuestas

El panorama económico, atravesado por la fragilidad del frente externo y la falta de certidumbre en el vínculo con el FMI, se combina con tensiones políticas internas, tras los recientes reveses legislativos para el oficialismo. Sin el giro de los US$2000 millones y con el calendario electoral en marcha, el Gobierno enfrenta serias dificultades para estabilizar las expectativas económicas.

La demora en la aprobación del desembolso pone en jaque la estrategia fiscal y cambiaria del Ejecutivo, que sigue apostando a mantener el equilibrio presupuestario y evitar una devaluación abrupta. Pero sin respaldo externo, la sostenibilidad del modelo queda cada vez más condicionada a las decisiones del Fondo y a la capacidad política de sostener el rumbo.

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