El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, enfrenta esta semana una prueba crucial para la estabilidad financiera del Gobierno. Este martes deberá enfrentar un vencimiento de deuda por $12 billones, de los cuales $8,2 billones están en manos del sector privado. El desafío será sortear el primer test del nuevo esquema de tasas “endógenas” sin deteriorar aún más el clima financiero y económico.
Tras una reciente suba abrupta de tasas, los inversores estarán atentos a si el Tesoro puede refinanciar la deuda a un costo menor que el que marca actualmente el mercado secundario. El nivel de tasas que enfrentan hoy empresas y consumidores generó alarma incluso entre economistas afines al Gobierno. Según la consultora Empiria, del exministro Hernán Lacunza, la tasa de adelantos bancarios a corto plazo escaló del 35% al 86% TNA, superando niveles registrados en marzo de 2024, cuando la inflación anual rondaba el 250%.
En ese sentido, Lacunza advirtió que estas tasas reales, altamente positivas, son insostenibles y que su impacto no solo afecta al Tesoro, sino también a la economía real, que ya venía mostrando signos de enfriamiento. La caída del consumo, la suba del costo del dinero y el incremento de cheques rechazados y pedidos de convocatoria empresarial componen un cuadro preocupante.
Si bien el Gobierno espera reducir ese sobrecosto en las próximas licitaciones, el nuevo piso de tasas sigue siendo elevado, lo que condiciona la posibilidad de repuntar la actividad y el consumo, que hoy se sostiene en parte gracias al financiamiento bancario. En ese contexto, el Gobierno sostiene que los bancos deben reactivar los préstamos al sector privado, pero esa dinámica podría verse comprometida si se mantiene el actual nivel de encarecimiento del crédito.
El FMI, ¿una ayuda o un nuevo límite?
A la par del test financiero interno, Caputo espera esta semana la aprobación técnica del FMI para liberar un desembolso de USD 2.000 millones, justo antes del receso estival del organismo. Ese monto resultaría clave para oxigenar las reservas del Banco Central y evitar mayor presión sobre el tipo de cambio.
Aunque el informe técnico fue aprobado, se espera que el directorio del Fondo Monetario Internacional confirme los términos del acuerdo y determine si habrá flexibilización en las metas de acumulación de reservas. Según la consultora PPI, el Gobierno aún debería reunir unos USD 7.030 millones adicionales para cumplir con los objetivos del tercer trimestre.
Caputo deslizó recientemente que podría haber cierta tolerancia por parte del organismo, aunque pidió esperar al pronunciamiento oficial. El respaldo del FMI —y de Estados Unidos— se mantiene firme, pero no está claro si será suficiente para ordenar una economía que, tras una breve tregua inflacionaria, vuelve a mostrar tensiones y desequilibrios.
Expectativa electoral y cautela
En paralelo, se percibe un clima de contención electoral en el gabinete económico. Tanto Caputo como el presidente del BCRA, Santiago Bausili, evitan tomar decisiones arriesgadas y priorizan la estabilidad cambiaria y de precios. “Están en modo electoral”, reveló un empresario rural presente en un reciente almuerzo con ambos funcionarios.
Así, con una economía aún sin reacción concreta, con tasas prohibitivas y consumo deprimido, y a la espera de definiciones más estructurales, el rumbo definitivo del plan económico de Javier Milei quedaría postergado, al menos, hasta después de las elecciones de noviembre.


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