El aumento de las tasas de interés en pesos dispuesto por el Gobierno para desalentar la compra de dólares disparó la demanda de plazos fijos, que volvieron a consolidarse como la herramienta de ahorro preferida por los minoristas.
Según datos del Banco Central, entre el 31 de julio y el 21 de agosto el rendimiento promedio de los depósitos a 30 días subió 15 puntos porcentuales, alcanzando un pico de 54% el 19 de agosto. Ese repunte llevó al stock de plazos fijos a máximos anuales, con un monto cercano a $38.500 millones.
Actualmente, entidades como el Banco Nación ofrecen tasas en torno al 44%, lo que explica la migración de fondos desde instrumentos de mayor liquidez, como los money market y los fondos en bonos de corto plazo, hacia los depósitos tradicionales. Estos vehículos de inversión perdieron participación en agosto debido a la volatilidad de tasas, mientras que los plazos fijos crecieron hasta un 10% en promedio.
Los bancos consultados destacan que los clientes minoristas están combinando estrategias: mantienen dinero de uso inmediato en fondos de liquidez y colocan excedentes en plazos fijos a 30 días.
Menor presión sobre el dólar
El atractivo de las tasas, junto a una inflación moderada y un dólar estable, redujo la presión cambiaria. Si bien la compra de divisas continúa, lo hace en niveles bajos y sin sobresaltos.
“Tenemos una demanda tímida de dólares, muy por debajo de lo que se vio en la salida del cepo”, señalaron desde una entidad financiera. Otra coincidió: “En agosto, la venta de dólares fue menor que en julio”.
Los analistas prevén que el Gobierno mantendrá las tasas elevadas al menos hasta las elecciones, con el objetivo de sostener el atractivo de las colocaciones en pesos y contener la dolarización de carteras.


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