El oro volvió a brillar en los mercados internacionales y alcanzó un nuevo máximo histórico al superar los USD 4.000 por onza, con un incremento del 53% en lo que va del año. Se trata del mayor avance anual desde 1970 y de un ascenso acumulado del 112% desde la pandemia de 2020, consolidando su posición como principal activo de refugio en un contexto de incertidumbre global.
El repunte se da en medio de turbulencias políticas en Francia, Japón y Estados Unidos, y en un escenario financiero expectante ante una inminente baja de tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed). La posibilidad de una reducción de 25 puntos básicos en la próxima reunión de la Fed presiona al dólar y refuerza la demanda por oro, que no genera intereses pero gana atractivo cuando el costo del dinero cae.
El banco Goldman Sachs atribuyó el rally del metal a la “demanda sostenida de bancos centrales e inversores occidentales” y proyectó un precio objetivo de USD 4.900 por onza en el corto plazo.
De acuerdo con Antonio Montiel, director de Análisis de ATFX Education, el auge del oro “refleja un entorno de fuerte demanda por activos de refugio, alimentado por tensiones geopolíticas, pérdida de confianza en los mercados tradicionales y expectativas de flexibilización monetaria”.
Además, el debilitamiento del dólar y los crecientes flujos hacia fondos cotizados (ETF) respaldados en oro acentúan el sesgo alcista. “La desaceleración de la economía estadounidense y el enfriamiento del empleo reducen el costo de oportunidad de mantener oro”, agregó Montiel.
En tanto, Balanz Capital señaló que el “shutdown” del gobierno estadounidense y la caída del empleo —con una reducción de 32.000 puestos en septiembre según ADP— aumentan la incertidumbre y refuerzan la preferencia por activos seguros. El informe JOLTS también mostró una menor demanda laboral y contracción manufacturera, lo que llevó al mercado a anticipar dos recortes adicionales de tasas antes de fin de año.
El clima político en Estados Unidos, marcado por las amenazas del presidente Donald Trump de aplicar recortes a los estados demócratas y despedir empleados federales, contribuye al apetito por refugio financiero.
Así, el oro se consolida como el gran ganador de 2025, impulsado por un cóctel de debilidad económica, tensiones políticas y expectativa de una Reserva Federal más moderada, en un año donde el metal dorado volvió a brillar con fuerza.


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