El Museo del Louvre reabrió este miércoles sus puertas tras permanecer cerrado tres días debido al espectacular robo de joyas de la corona francesa, considerado uno de los mayores delitos en museos de la historia reciente.
El asalto, ocurrido a pocos metros de la Mona Lisa, conmocionó a Francia y ha sido comparado por las autoridades con el impacto que tuvo el incendio de Notre Dame en 2019. Cientos de turistas hicieron fila desde temprano para volver a ingresar al emblemático recinto, aunque la Sala Apolo —escenario del robo— permanecerá cerrada mientras continúan las investigaciones.
Según las autoridades, los ladrones actuaron en menos de cuatro minutos. Utilizaron un montacargas para acceder por una ventana que da al río Sena, rompieron dos vitrinas y escaparon en motocicletas hacia el centro de París. Las alarmas se activaron, pero los intrusos ya habían huido con el botín.
El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, admitió fallas en la seguridad y calificó el hecho como un golpe a la imagen del país.
El robo incluyó ocho piezas de valor incalculable, entre ellas la diadema de diamantes de la emperatriz Eugenia, un broche imperial, y un conjunto de esmeraldas perteneciente a la emperatriz Marie-Louise, esposa de Napoleón Bonaparte. Una de las coronas, dañada, fue recuperada cerca del museo.
El conjunto está valuado en unos 88 millones de euros (más de 100 millones de dólares), aunque expertos advierten que su valor histórico es imposible de calcular y temen que las piezas sean desmanteladas para su venta en el mercado negro.


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