El contundente triunfo libertario en las elecciones legislativas provocó un fuerte cimbronazo dentro del peronismo. En Fuerza Patria, el desconcierto domina el clima político y se reavivan viejas disputas internas, especialmente entre el gobernador bonaerense Axel Kicillof y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Kicillof fue el único dirigente que habló públicamente tras la derrota, acompañado por Máximo Kirchner, Sergio Massa, Jorge Taiana y Juan Grabois. En su discurso, llamó a “más trabajo, más militancia y más organización”, y pidió evitar el desaliento pese al revés electoral.

Sin embargo, el resultado reavivó las críticas por la decisión del gobernador de desdoblar los comicios bonaerenses, una estrategia que el kirchnerismo había cuestionado desde el inicio. “CFK tenía razón”, reconocieron varios referentes tras conocerse los resultados.

En medio de la autocrítica, surgieron también mensajes más duros. El exministro Juan Cabandié apuntó en redes contra “los que arman listas desde CABA”, a quienes responsabilizó por el “diseño caprichoso” de las candidaturas y por haber llevado al peronismo “al abismo”. Reclamó reconstruir un proyecto nacional con carácter federal y representantes provinciales.

La derrota dejó al descubierto una interna que nunca se resolvió del todo. Aunque el triunfo de Kicillof en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre había dado aire al oficialismo, las diferencias entre La Cámpora y el entorno del gobernador siguieron latentes.

Ahora, con el resultado adverso a nivel nacional, el desafío del peronismo será sostener la unidad sin ocultar las tensiones. Dirigentes de todos los sectores coinciden en que es necesario abrir el debate sobre el rumbo del espacio y definir una agenda común para reconstruir la fuerza política.

“Estar todos juntos ya no alcanza”, reconocen en el entorno de Kicillof. El peronismo busca así procesar la derrota y redefinir su identidad frente a un escenario político dominado por el avance libertario y la necesidad de renovación interna.