La reducción de las tasas de interés en pesos comenzó a reflejarse en el mercado financiero, impulsada por una mayor liquidez tras la última licitación de deuda y la decisión del Banco Central (BCRA) de flexibilizar los encajes bancarios. Sin embargo, empresarios y banqueros advirtieron que el efecto sobre la producción y el crédito será lento y progresivo.

Según relevó Infobae, las tasas para financiar operaciones diarias y proyectos de inversión cayeron con fuerza en los últimos días, aunque aún se mantienen por encima de los niveles considerados óptimos. En la actualidad, los plazos fijos rondan entre 40% y 50% a 30 días, mientras que las líneas de crédito para empresas continúan más elevadas, en un contexto de inflación superior al 20% mensual.

El titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, sostuvo que la reactivación dependerá de una reducción sostenida del costo financiero. “Lo que hace falta es que vuelva el crédito; cuando bajás la inflación, el crédito es el gran motor de la economía”, afirmó.

Desde la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria, su presidente Claudio Drescher señaló que “las pymes están contra las cuerdas” y consideró que la tasa debería ubicarse entre 30% y 35% para impulsar la actividad.

Por su parte, el empresario Miguel Ángel Rodríguez, de Sinteplast, coincidió en que las tasas deben ser levemente positivas respecto de la inflación para generar una recuperación sostenida. “La tendencia es descendente, pero llevará meses trasladarse a la economía real”, dijo.

El sistema financiero, no obstante, sigue mostrando fragilidad. Voces del sector bancario advirtieron que la estabilidad dependerá de la evolución política y del manejo de la liquidez: “Si hay una mala noticia, los pesos se van al dólar y vuelven las tasas altas”.

En este escenario, el alivio financiero empezó a notarse, pero el impacto sobre la reactivación económica aún se proyecta gradual y condicionado por la estabilidad cambiaria y la confianza del mercado.