Europa podría liderar la revolución de la inteligencia artificial, pero la creciente burocracia amenaza con dejarla atrás. Así lo advirtió Kent Walker, presidente de Asuntos Globales de Google y Alphabet, durante Retina Tendencias, donde señaló que la IA podría incrementar el PIB europeo en 1,2 billones de euros y aportar hasta 120.000 millones a España en la próxima década.
Walker sostuvo que mientras países como China avanzan rápidamente —con un 83% de sus empresas usando IA generativa frente al 14% europeo—, la Unión Europea se “enreda en su propia red burocrática”. Desde 2019 se han aprobado más de 100 normativas digitales, generando una fragmentación que el FMI equipara a “aranceles internos” del 45% para bienes y 110% para servicios.
Esta carga regulatoria afecta especialmente a startups como Idoven, dedicada al diagnóstico cardiaco mediante IA. La complejidad normativa —especialmente en el uso de datos sanitarios— frena la expansión de estas compañías, disuade inversiones y retrasa herramientas que podrían mejorar diagnósticos médicos.
Walker propuso una estrategia de tres ejes: una regulación más coherente centrada en los efectos de la IA y no en sus procesos; impulsar la adopción de estas herramientas en empresas y trabajadores; y ampliar la escala de proyectos con impacto global, como AlphaFold o los modelos Gemini aplicados al cáncer pediátrico.
Google anunció además un plan para formar en IA a un millón de personas en España antes de 2027, en colaboración con instituciones públicas y privadas.
El directivo concluyó que Europa tiene la oportunidad de liderar esta transformación, pero necesita “acciones decisivas” para eliminar trabas, acelerar la investigación y aprovechar el potencial económico y social de la inteligencia artificial.


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