El plan de 28 puntos impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump para lograr un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia enfrenta fuertes resistencias tanto en Moscú como en Kiev. Aunque la Casa Blanca se muestra optimista, las exigencias de Vladimir Putin y Volodimir Zelensky ponen en jaque la iniciativa diplomática republicana.
El punto más conflictivo es el número 21, que propone reconocer de facto a Crimea, Luhansk y Donetsk como territorios rusos, congelar las líneas de contacto en Kherson y Zaporizhia, y establecer una zona desmilitarizada que también sería reconocida internacionalmente como parte de Rusia. Ucrania rechaza por completo este planteo y cuenta con el respaldo explícito de la Unión Europea y el Reino Unido.
Pese a ello, Moscú tampoco está satisfecho. Consejeros de Putin ya comunicaron que el punto 21 no se negocia, y el Kremlin exige además que Ucrania limite sus fuerzas armadas, reduzca su capacidad militar y renuncie por escrito a ingresar a la OTAN.
Estas condiciones aparecen reflejadas en los puntos 6, 7 y 8 del plan, redactado por los enviados estadounidenses Steve Witkoff y Jared Kushner, y entregado a Zelensky por el secretario del Ejército, Dan Driscoll. La propuesta fija un tope de 600.000 soldados para Ucrania, la renuncia constitucional a la OTAN y la prohibición de estacionamiento de tropas de la alianza en su territorio. Tanto Kiev como los gobiernos europeos ya anticiparon su rechazo.
Mientras emisarios de Washington viajan a Moscú para intentar contener la dureza del Kremlin, Trump presiona para un acuerdo simultáneo entre ambas capitales a principios de diciembre. Sin embargo, las posturas parecen inconciliables: Putin aspira a restablecer fronteras históricas del antiguo imperio ruso, y Zelensky rechaza ceder territorios y desconfía de cualquier garantía rusa, recordando violaciones de acuerdos previos.
Trump pretendía anunciar el armisticio durante el Día de Acción de Gracias, pero ahora la Casa Blanca apunta a cerrar el acuerdo antes de Navidad, aunque las expectativas se debilitan frente al choque de intereses entre Kiev y Moscú.


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