El Gobierno enviará mañana al Congreso el llamado a sesiones extraordinarias, que se extenderán hasta fines de febrero y tendrán entre sus ejes centrales la reforma laboral, uno de los debates más sensibles de la agenda legislativa.
El texto del proyecto —que superaría los 150 artículos— fue presentado esta semana a la mesa política presidencial, integrada por Martín Menem, Patricia Bullrich y Manuel Adorni. La versión final se conocerá a partir del 9 de diciembre, tras la reunión prevista del Consejo de Mayo.
Sin embargo, la relación con la CGT tensiona la estrategia oficial. El dirigente de la UOCRA y miembro de la central, Gerardo Martínez, transmitió al Gobierno que la iniciativa no cuenta con respaldo sindical y que se necesita una convocatoria formal de la Casa Rosada para discutir puntos clave. En el oficialismo no descartan ese llamado, aunque la presencia de Bullrich como principal negociadora introduce cierta cautela.
La senadora libertaria se mostró optimista sobre la aprobación del proyecto en el Senado, donde La Libertad Avanza pasó de 6 a 20 bancas, y aseguró que el oficialismo buscará avanzar sin acuerdos con sectores irreductiblemente opositores. “Nosotros vamos a sacar todas las leyes que envía el Ejecutivo”, sostuvo.
En el Gobierno reconocen que el debate será arduo y que una sanción podría demorarse hasta febrero, aunque Milei busca acelerar los tiempos para enviar señales al mercado antes de impulsar la reforma tributaria.
La CGT, por su parte, anticipa un diciembre de alta conflictividad, mientras elabora una contrapropuesta propia. La central espera una convocatoria oficial; de lo contrario, podría evaluar medidas de fuerza. Desde la Casa Rosada relativizan el impacto político de un eventual conflicto: “Cada vez que ellos mueven un pelo, a nosotros nos sube la intención de voto”, dijo un funcionario.


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